¿Qué se entiende por duelo?
Comúnmente, entendemos por duelo
la reacción física y emocional producida tras el fallecimiento de una persona
cercana y querida. Es una respuesta normal ante una situación de pérdida.
Existen tantas formas de vivir un
duelo como personas en el mundo. Es decir, no hay una forma correcta de llevar a cabo un proceso de elaboración del duelo y su duración e intensidad, puede variar en función de muchos aspectos tales como la relación con la persona fallecida, la forma de morir, las
experiencias pasadas o la existencia o no, de una red de apoyo social y/o
familiar.
Etapas del duelo
A pesar de no existir una única
manera de pasar el duelo, se han descrito varias etapas (Elisabeth Kübler-Ross) que suelen sucederse tras la pérdida de un
ser querido y que no tienen porque darse siempre todas ni en el mismo orden:
- Negación: se niega la pérdida y los sentimientos derivados de la misma. Existe confusión y se puede llegar a creer que lo que está pasando no es real.
- Enfado, ira o indiferencia: descontento por no haber podido evitar la pérdida que ha tenido lugar. Se busca una causa y aparece la culpabilidad.
- Negociación: Se negocia con uno mismo o con el entorno, reflexionando sobre los pros y los contras de la pérdida. A pesar de saberse la imposibilidad de una solución a la pérdida, se intenta buscar.
- Dolor emocional: se experimenta tristeza por la pérdida. Pueden incluso, acontecer episodios depresivos que deben ceder con el tiempo.
- Aceptación: se asume la inevitabilidad de la pérdida. Supone un cambio en la perspectiva de la situación sin la pérdida, siempre teniendo en cuenta que: no es lo mismo aceptar que olvidar.
¿Qué hacer para superar el duelo?
- Aceptar la pérdida: es importante que intente aceptar que la persona fallecida no va a volver. Hable con los demás de cómo se está sintiendo. Y sobre todo, sepa que será algo progresivo y que no necesariamente tendrá que hacerse de un día para otro, sino que requiere de un cierto tiempo.
- Trabajar con el dolor y las emociones: tiene que darse tiempo para entender, comprender y aceptar sus propios sentimientos y emociones. Intentar evitarlos, solo conseguirá que la situación no termine de superarse.
- Aprender a vivir sin la persona querida: quizás signifique aceptar nuevas tareas que antes no se hacían o de aprender nuevas habilidades que antes desconocia. En todo caso, es importante intentar reconstruir su vida y hacer que su día a día, vuelva en la medida de lo posible a la normalidad. También será un proceso progresivo.
- Seguir adelante: pensar en el futuro y adaptar los planes de futuro a la nueva situación con la ausencia de la persona fallecida.
¿Cómo detectar la complicación en la elaboración del duelo y la
necesidad de acudir a un profesional?
Generalmente, ocurre que el
malestar intenso que se da en momentos inmediatos a la pérdida, vaya remitiendo
progresivamente a medida que se va restableciendo su vida. Sin embargo, la
elaboración del duelo puede complicarse y requerir la ayuda de un profesional.
Esto es recomendable cuando el
malestar generado por la pérdida es muy intenso, se prolonga mucho en el tiempo
(aproximadamente se toma como criterio, más allá de dos meses tras la pérdida)
y cuando se presentan algunos de estos “síntomas”:
- Incapacidad para aceptar la muerte.
- Ideas persistentes de muerte.
- Sentimientos excesivos de culpa
- Preocupación excesiva sobre la muerte del allegado.
- Incapacidad para retomar las actividades de la vida diaria.
- Recuerdos recurrentes de la muerte.
- Ansiedad, irritabilidad, agresividad.
- Dificultad para concentrarse o dormir.
- Aumento del consumo de fármacos, drogas o alcohol.
- Incapacidad para relacionarse con el entorno social.
Extraído de: El día después del suicidio de un familiar o allegado. Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida
No hay comentarios:
Publicar un comentario