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Ya lo dijo en su momento Johan Cruyff, “no basta con entrenar
fuerte, hay que entrenar inteligentemente”.
Es aquí donde radica la importancia del entrenamiento psicológico con el
objetivo fundamental de maximizar la capacidad de concentración de los/las
deportistas y además el incentivo de sus motivaciones para hacer deporte y/o
competir. El entrenamiento psicológico es un camino a recorrer de la mano del
profesional de la Psicología del Deporte, entrenadores/as y deportistas en un
esfuerzo conjunto por conseguir en estos últimos, un rendimiento adecuado mediante
el desarrollo de un efectivo control sobre las variables psicológicas que
intervienen en los procesos de estrés y ansiedad que entran en escena en las
situaciones deportivas, todo ello a través del aprendizaje de recursos y
cualidades útiles a la hora de ejecutar un correcto desempeño deportivo.
Desde la Psicología del Deporte y la Actividad Física se han
descrito numerosas técnicas destinadas a controlar los niveles de estrés,
aumentar o disminuir la activación o arousal y reducir los niveles de ansiedad.
A pesar de ello, no son pocos los que califican como normales este tipo de
reacciones ignorando la existencia de estas técnicas de entrenamiento mental
que además de repercutir en el bienestar del/la deportista mejoran su
rendimiento.
El control del estrés y la ansiedad supone un proceso
progresivo y al igual que cualquier aprendizaje técnico o táctico, requiere en
primer lugar una explicación sobre las estrategias que pueden utilizarse para
posteriormente, llevar a cabo la integración de dichas estrategias en los
entrenamientos del deporte en cuestión, de tal manera que puedan ponerse en
práctica el mayor número de veces posibles y en situaciones lo más parecidas a
la realidad. Solo de esta forma, los deportistas lograrán a aprenderán a
extrapolar estas estrategias a las situaciones de competición y serán capaces
de regular sus niveles de activación adecuándolos a las exigencias del momento
y la ejecución. Esto puede realizarse de
muy diversas formas, por ejemplo enseñando ejercicios específicos de
respiración. Entrenar la respiración no solo ayudará a controlar la ansiedad
derivada de las situaciones competitivas sino que además, desarrolla la
capacidad pulmonar otorgando a el/la deportista una mejor resistencia
influyendo por tanto en su rendimiento físico. El entrenamiento en respiración
resulta una técnica muy sencilla a la vez que útil que puede integrarse muy
fácilmente con los ejercicios que se pongan en práctica durante las sesiones de
entrenamiento sobre todo, si estamos trabajando con todo un equipo puesto que
nos permite enseñarla y practicarla todos a la vez sin que tenga que hacerse
una intervención individualizada para su aprendizaje. También contamos con las
técnicas de relajación muy eficaces a la hora de evitar o eliminar tensiones
musculares, facilitar la recuperación tras el ejercicio e incluso permiten un mejor
descanso facilitando el sueño y ayudando a reducir el insomnio, circunstancia
de vital importancia en aquellos/as deportistas que presentan dificultades para
descansar las noches previas a la competición. Al igual que las técnicas de
respiración, presentan la ventaja de que pueden ser enseñadas a todo el grupo a
la vez en el caso de los equipos por lo que pueden ser integradas dentro de la
sesiones de entrenamiento. Ambas pueden complementarse y aparecer de manera
conjunta y una vez aprendidas, el/la deportista podrá ponerlas en marcha en
cualquier situación que lo requiera, ya sea deportiva o de cualquier otro
ámbito de su vida.
También es importante valorar y tener en cuenta los
pensamientos de los/las deportistas. Muy frecuentemente los pensamientos negativos
sobre la propia persona y su desenvoltura en la ejecución futura, tienden a
generar emociones negativas que tienen como consecuencia el aumento de los
niveles de activación de la persona lo que se traduce en un inadecuado
rendimiento. Las expectativas que tenga el/la deportista en cuestión a la hora
de enfrentarse a una situación competitiva juegan un papel fundamental, puesto
en función de ellas la visión de la situación puede ser o bien de reto o
desafío; o bien puede ser vista como algo amenazante y por lo tanto generadora
de ansiedad. Así pues se hace recomendable incluir en el plan de entrenamiento
varias sesiones destinadas al control de los pensamientos. En el caso de que
algún/a deportista presente una mayor dificultad a la hora de regular estos
pensamientos será indispensable realizar con el/la misma sesiones más
individualizadas para trabajarlo. Estos pensamientos negativos o
distorsionados, a veces suelen ser consecuencia de objetivos establecidos
inadecuadamente o que son poco realistas, por lo que para alcanzarlos hay que
invertir una gran cantidad de esfuerzo que al no verse logrado incrementan las
valoraciones negativas sobre las propias destrezas o habilidades y estimulan
fácilmente la elevación los niveles de ansiedad. Por lo tanto desde el
principio de la temporada, establecer los objetivos adecuados a través de una
correcta y sistemática programación es algo fundamental. Además, si estos
objetivos a largo plazo se desmenuzan en sub-objetivos intermedios que se vayan
cubriendo a corto plazo, lograremos mantener adecuados niveles de motivación en
los/las deportistas y aumentaremos sus niveles de autoconfianza y con ello,
reduciremos la probabilidad de experimentar ansiedad. Incluir a los/las
deportistas a la hora de realizar la planificación y establecimiento de
objetivos les hacen sentirse integrados y parte importante en el equipo, les
ayudará a saber a que tendrán que hacer frente y por lo tanto, a anticipar y
estar preparados en posibles situaciones futuras dejando de lado la incertidumbre
y el desconocimiento y por tanto las reacciones ansiosas que suelen acarrear.
Por último, y no por ello menos importante, se encuentra la
técnica de la visualización. Esta técnica también permite a el/la deportista
preparar y anticipar situaciones a las que posiblemente en algún momento deba
hacer frente. La visualización se basa en imaginar determinadas situaciones
deportivas de la manera más fidedigna posible así como todos los aspectos que
giran en torno a ellas. El/la deportista al imaginarse a sí mismo/a
desempeñando una tarea o ejecución y todo aquello que pueda influir en ella
aumentará su percepción de control en el momento de enfrentarse a la situación
real, así como su confianza y seguridad evitando preocupaciones derivadas de la
improvisación que provocan que la ansiedad se vea disparada. La visualización
es una técnica que puede aplicarse tanto en grupo como a nivel individual en
función de lo que la situación requiera.
En definitivas cuentas, todas estas técnicas y otras muchas
que podemos encontrar, pueden integrarse en la programación de los
entrenamientos sin que ello suponga una gran alteración de la misma. Una
correcta planificación al inicio de la temporada incluyendo la enseñanza de
este tipo de técnicas para el control del estrés y/o la ansiedad harán que
los/las deportistas las interioricen de manera progresiva lo que resultará una
medida preventiva y eficaz a la hora de hacer frente a las situaciones
competitivas que generan este tipo de reacciones, disminuyéndolas e incluso
evitando su aparición e influyendo de manera muy positiva en su rendimiento
deportivo.
Bibliografía consultada:
COX, R. 2007. Relaciones entre la ansiedad, la activación y
el estrés. En: Psicología del deporte. Conceptos y aplicaciones. Madrid: Editorial
Médica Panamericana S.A. , pp. 195-237.
LADRÓN, A.; ROMÁN, P. Y ÁLVAREZ-CIENFUEGOS, L. 2012.
Trastornos de ansiedad. En: Psicología
Clínica. Manual de preparación PIR. Madrid: Academia CEDE, pp 223-264.
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