jueves, 4 de enero de 2018

Año nuevo, vida nueva. Pero esta vez ¡de verdad!

Estamos en plena fiestas navideñas. Tiempo de reencuentros, de emociones y sentimientos, de cenas, comidas de empresa. Tiempo de hacer balance casi obligado, de mirar hacia atrás y ver hasta donde hemos llegado. O donde no. Porque esto último, también es muy importante sobre todo, para aprender y seguir creciendo.

Y se acerca enero, y con él, un sin fin de sueños, proyectos, metas y objetivos que comienzan a divagar por nuestra mente con un ruido cada vez mayor, a medida que se va acercando el nuevo año. Sin embargo, a menudo, toda esta lluvia de idea de nuevos propósitos, comienza a deshacerse como un dibujo sobre la arena que el viento va borrando y, a medida que pasa el tiempo, empiezan a decaer hasta desaparecer.

Ante esto, no es nada raro, que las personas tendamos a machacarnos pensando que esto se debe a nuestra pereza o una importante falta de voluntad. Nos juzgamos, desvaloramos y frustramos; y entonces pensamos que, "a este paso", jamás lo vamos a conseguir. ¡Pero no, existe soluciones!

El gran problema de los nuevos propósitos es que son algo ajeno a nuestra rutina diaria. Son nuevas conductas o actitudes que no están incluidos (aún) en nuestros hábitos de vida y por tanto, en la mayor parte de las ocasiones, los olvidamos ya que son algo novedoso a lo que no estamos acostumbrados. Y sobre todo, si van a ser a largo plazo.

Así pues, si estás pensando en empezar a hacer dieta después del 6 de enero que te hayas comido el roscón, si estás pensando en empezar a realizar actividad física de manera regular, a promocionar dentro de tu empresa o a mejorar en algún aspecto de tu forma de ser, es importante hacer visible este nuevo propósito en tu día a día.

A continuación te propongo algunos consejos para que aproveches esta energía inicial e inviertas tu motivación no solo al principio sino que, además, logres mantenerla a lo largo del tiempo:

1. ELIGE TU PROPÓSITO, REFLEXIONA SOBRE EL MISMO Y CONCRETA,

No podemos abarcar muchos cambios a la vez ya que, generalmente, suelen suponer un elevado coste de esfuerzo y tiempo y, por tanto, es mejor hacerlo poco a poco y de uno en uno. Elige tu nuevo propósito y pregúntate: ¿Qué quiero conseguir? ¿por qué es importante para mi? ¿está dentro de mis valores? ¿con qué limitaciones o fortaleza cuento? ¿cómo me veo a mi misma/o cuando lo haya conseguido? Te recomiendo que lo dejes por escrito y lo pongas a la vista. En ocasiones, te servirá de brújula cuando pierdas la motivación. 

Desmenuza tu propósito en objetivos concretos a pequeño, medio y largo plazo. La pérdida de la motivación a menudo, viene de la mano de una importante falta de planificación. Pon por escrito tus nuevos objetivos para que el cerebro los memorice y los tenga "más a la mano".

2. LA REGLA SMART DEL ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS

Es preferible que los objetivos que nos propongamos tengan las siguientes características:

S- Specifics (específicos): que sean lo más concreto posibles. Por ejemplo, no es lo mismo el objetivo "comer bien" que "Hacer 5 comidas al día" "Beber dos litros de agua al día" "Comer una fruta entre horas en lugar de bollería". O no es lo mismo "empezar a hacer deporte" que "salir a andar una hora al día los lunes, miércoles y viernes"

M- Medibles: que se puedan medir y ver su evolución a lo largo del tiempo para ver si se están cumpliendo. Por ejemplo, es más fácil "medir" que he hecho 5 comidas al día o he salido a andar 3 días en semana que "comer bien o hacer ejercicio regular".

A- Alcanzables: siempre tener en cuenta nuestras posibilidades, la magnitud del objetivo, el esfuerzo y el tiempo que conllevará cada objetivo y por tanto, el proceso de cambio. Tienen que ser objetivos viables y realistas acorde con nuestras condiciones y circunstancias. Esto es muy importante en la medida en la que si nos proponemos objetivos muy elevados o complejos y que no se adaptan a nuestras características,  probablemente conlleven frustración y por tanto, una importante merma en nuestra motivación. Mejor ir poco a poco.

R- Relevantes: muy relacionados con el primer punto. Deben ser importantes para ti. Que te acerquen a tus valores y a lo que quieres conseguir, Esto es esencial a la hora de mantener a raya tu motivación.

T- Temporizables: que se puedan medir en el tiempo. Que tengan un fin delimitado o fecha de caducidad. De esta forma, evitaremos caer en la procrastinación. 

3. SE  FLEXIBLE, NO TE MACHAQUES Y PRÉMIATE

Puede ocurrir que durante el camino, y sobre todo en los cambios que se darán muy a largo plazo, haya recaídas, momentos de desmotivación y frustración por el no cumplimento de lo establecido. También porque el proceso es muy lento y se invierte mucho esfuerzo.

Es importante tener en cuenta que ante todo, somos personas. Otórgate un margen de error. Si fallas no te preocupes, flexibiliza tu objetivo y reoriéntalo. Analizar donde hemos fallado y el porqué nos llevará a aprender del error y a fortalecernos para situaciones similares posteriores. No te machaques por ello, aprovéchalo para levantarte, aprender y coger más fuerzas para seguir con ello.

Cuando las fuerzas te aflijan, mira hacia atrás y valora cada pequeño logro que has ido consiguiendo. Felicítate y prémiate a ti por ello. Si no lo haces tu mismo/a ¿quién lo va a hacer? Seguramente, has tenido más aciertos que errores, pero tendemos a magnificar estos últimos y a machacarnos por ello.

4. RECURSOS Y DISCIPLINA: ADIÓS A LA PEREZA.

Antes de empezar haz una lista de todo aquello o de aquellas personas de las que necesitas rodearte para lograrlo. Por ejemplo, si vas a empezar con una alimentación saludable primeramente, tendrás que elegir a un profesional de la nutrición que te oriente sobre qué alimentos debes tomar en función de tus características y tendrás que hacer una lista de la compra de dichos alimentos. Tenerlos a mano , es una forma de evitar la pereza y mantener a raya la disciplina ¡si no compras dulces, no lo podrás comer!

5. EMPIEZA HOY Y HAZ DE TU PROPÓSITO UN NUEVO ESTILO DE VIDA.
 
Ni el día 7, ni el lunes, ni nada de nada. Empieza cuando tu quieras. ¡Empieza ya! Visualizate cumpliendo tu nuevo propósito, valora los objetivos que vas cumpliendo y observa como, poco a poco, te vas sintiendo mejor contigo mismo. Con tus más y tus menos, con tus logros y recaídas, pero sobre todo cumpliendo aquello que con tanta ilusión un martes 13 decidiste empezar a cambiar.

Yo ya he empezado. ¿te unes a mi equipo?