jueves, 15 de febrero de 2018

Cuando las preocupaciones son las protagonistas en tu día a día.

¿Te preocupas por cosas sobre las que, según tu reconoces, la mayoría de las personas no se preocupan? ¿te resulta muy complicado dejar de preocuparte y consecuentemente, no poder relajarte? ¿Raramente tus preocupaciones alcanzan una posible solución a un determinado problema? ¿Crees que si no te preocupas sucederá algo terrible? ¿Te preocupa el no preocuparte o hacerlo porque las cosas van bien?

Probablemente, si eres una persona que tiende a preocuparse de una manera bastante continuada, te sientas identificada con estás preguntas.  Preocuparse, presenta una función bastante adaptativa en la medida en la que nos ayuda a prepararnos para determinadas situaciones. No obstante, respuestas afirmativas a estas preguntas podrían estar indicando que tus preocupaciones, lejos de ser un comportamiento adaptativo, puedan estar generando preocupaciones de carácter desadaptativo conocido como ansiedad generalizada.

EL PROBLEMA DE LA ANSIEDAD GENERALIZADA ¿QUÉ ES?

La preocupación se define como una serie de imágenes y pensamientos cargadas de afectividad negativa, que en cierta manera no puede controlarse y que se orienta a un futuro peligro que se percibe como incontrolable. Estos pensamientos son continuos y se experimentan de manera aversiva.

La característica fundamental de la ansiedad generalizada es presentar una preocupación y ansiedad excesiva (aprensión ansiosa), persistentes (a lo largo del día y de los meses) y con cierta dificultad para su control.  Esta cualidad de “excesiva” significa que tanto la intensidad, como la duración y la frecuencia de la misma, son desproporcionadas en relación a la probabilidad o el impacto real de la situación o el hecho que se teme.


LAS PREOCUPACIONES 

Las preocupaciones en la ansiedad generalizada pueden ir desde cuestiones nimias relacionadas con las labores del hogar o llegar tarde a un sitio a otras muy frecuentes y comunes como las circunstancias diarias relacionadas con la familia, los amigos, el trabajo, los estudios, el dinero o la salud.

Parece ser que la mayoría de las personas con ansiedad generalizada afirman haber sido nerviosas o ansiosas durante toda su vida. Es viable, que las preocupaciones excesivas, hayan empezado a aparecer en la infancia o adolescencia, pero que no lleguen a conformar un trastorno hasta el comienzo de la vida adulta coincidiendo con determinados acontecimientos vitales como la acumulación de responsabilidades, los hijos, la tareas laborales o problemas relacionados con la salud.

CURSO Y COMORBILIDAD 

El curso de este trastorno es crónico aunque con fluctuaciones y en comparación con otros trastornos de ansiedad, es frecuente que estas personas no busquen tratamiento ya que tienden a aceptarlo como parte de su forma de ser o probablemente, hayan sido tratadas por parte del médico con la posible prescripción de ansiolíticos. 

Este trastorno de ansiedad generalizada presenta, además, otros problemas asociados tales como trastornos depresivos, trastornos de pánico, fobias específicas o aquellos relacionados con el estrés (colon irritable, dolores de cabeza…).

¿CUÁNDO LAS PREOCUPACIONES SON LAS PROTAGONISTAS DE TÚ DÍA A DÍA?

En palabras de Deffenbacher (1997) cuando: “El individuo tiende a darle vueltas en su cabeza a estas cuestiones, siendo incapaz de alcanzar una solución, de tomar decisiones, de llevar a cabo una actuación decisiva y de vivir con relativa tranquilidad con las consecuencias. Por el contrario, suelen darle vueltas y más vueltas a, y preocuparse con, las posibilidades negativas, los errores y equivocaciones potenciales, y los fracasos y dificultades reales e imaginarios. Es como si estuvieran petrificados en las primeras etapas de una solución de problemas.” a la incertidumbre (Dugas y Ladouceur, 1997; Dugas y cols., 1998)

Si te has sentido muy identificado/a con lo que se describe a lo largo de este texto y, sobre todo, con las preguntas del inicio y el fragmento del final, tal vez es hora de poner en marcha un plan de acción y ponerte en manos de un profesional. Tus preocupaciones no te definen y no son inherentes a ti.

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