Se ha constatado que la realización de una actividad física regular, una vez que produce mejoría en las funciones orgánica,s tiene un claro efecto beneficioso sobre la sensación de bienestar psíquico y ayuda a consolidar una actitud positiva ante la vida puesto que permite el desarrollo de un mejor dominio corporal y una mayor seguridad y confianza en el desenvolvimiento ante las tareas cotidianas. Todo ello a su vez repercute de manera positiva en el área somática.
Quienes practican ejercicio de
manera continuada o cualquier otro tipo de actividad física tenderá por un
lado, a presentar mejores respuestas ante determinadas situaciones o emociones
negativas tales como la depresión, la angustia, el miedo o las decepciones así como
por otro lado se fortalecen ante el aburrimiento o el cansancio.
A la vez que se va fortaleciendo
la imagen sobre el propio cuerpo y el concepto personal se van forjando otras
actitudes como la voluntad en la persistencia por conseguir mejoras y ofrece a
la persona cierta sensación de control, realización e independencia,
estimulando la perseverancia hacia el logro de aquellos objetivos que se
proponga.
El deporte y por lo tanto su práctica, supone
un contexto rico en emociones de todo tipo, incluyendo las negativas. Así la
experimentación de emociones como el miedo, la agresión o la ira harán que
aquellos que lo practican, pongan en marcha determinadas herramientas para
hacerles frente de tal manera que si resultan exitosas, se incluirán en el
repertorio conductual del individuo para volver a ser utilizadas en situaciones
futuras. El aprendizaje de estas estrategias de control pueden incluso,
generalizarse a otras muchas situaciones de la vida cotidiana fuera del ámbito
deportivo.
Con respecto a los beneficios de
tipo social, se puede afirmar que el deporte permite que las personas de manera
individual se llenen de la vitalidad, la fuerza y la energía necesaria para
cumplir con su deber en el ambiente social dónde se desenvuelven diariamente. Respecto
a las competencias se produce un proceso de enseñanza y aprendizaje en equipo,
de la necesidad de ayuda, del cumplimiento de las reglas y del respeto por los
contrarios, de la subordinación de los triunfos individuales por el buen nombre al triunfo del equipo (el cambio del “yo” por el “nosotros”).
Está demostrado que aquellos que
practican deporte de forma organizada son personas optimistas, persistentes en
el logro de metas, respetuosas, honradas y con un gran sentido de la
responsabilidad. Por lo tanto, el deporte supone un contexto enriquecedor que nos
proporciona las herramientas y estrategias necesarias para hacer frente a las
emociones negativas, ayuda a potenciar determinadas actitudes de cara a un
correcto desarrollo personal y por ende, al bienestar subjetivo y además mejora
la cantidad y la calidad de las relaciones interpersonales.
Beneficios de la actividad física. Instituto Europeo Campus Stellae.
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