martes, 23 de febrero de 2016

¿POR QUÉ SER POSITIVO/A PUEDE AYUDARTE A SALIR DE UNA LESIÓN?

El “boom” de la Psicología Positiva parece estar a la orden del día. Sin duda, en los tiempos de crisis, numerosas empresas se las han tenido que ingeniar para hacer de sus productos diferente y que llamen la atención del público. No son pocas las que, en tiempos oscuros, han encontrado la luz, de manera indirecta, en esta corriente psicológica: desde empresas que venden artículos repletos de mensajes positivos y alegres (tipo MrWonderful o Virus de la Felicidad) hasta centros deportivos que te incitan a inscribirte con su publicidad basada en mensajes de superación y autoconfiza. Y, en los tiempos que corren, no hace falta mucho para que este tipo de marketing atraviese la delgada línea de las redes sociales y en un corto espacio de tiempo, llegue a millones de personas casi sin darte cuenta. También, todos en algún momento de nuestra vida hemos escuchado eso de que "¡Hay que ser optimista mujer!" o "Hombre, tienes que ser positivo y confiar en ti, si lo haces irá todo bien"


EL INICIO DE LA PSICOLOGÍA POSITIVA

Fue en 1998 coincidiendo con el discurso de posesión de la presidencia a la APA cuando Martin Seligman denominó Psicología Positiva a un movimiento de la Psicología que se centra en el estudio de las cualidades positivas del ser humano, en concreto en tres factores: las experiencias positivas, las fortalezas psicológicos, las organizaciones positivas como la familia o el colegio. Se sabe que una actitud positiva y confiada ante determinados retos, por ejemplo un examen o competición, ayuda a mantener la atención a enfocarla (concentración) en lo que realmente es relevante para la situación y además nos ayuda a estar motivados y a movilizar nuestra energia hacia aquello que queremos lograr. Pero ¿Cómo puede revertir en nuestra salud el ser positivos? ¿Cómo afecta esta actitud a una lesión? ¿Qué nos ocurre a nivel fisiológico?

La actitud positiva ante las circunstancias de la vida se relaciona con la capacidad de respuesta de afrontamiento que tenemos ante las situaciones que nos provocan estrés. La respuesta de estrés, es una reacción fisiológica que acompaña a las emociones de tipo negativo y que nos permite poner en marcha una gran cantidad de recursos energéticos para efectuar una respuesta de lucha o de huída, en función de la situación, y se convierte en una reacción adaptativa de nuestro organismo. Una vez ha cesado la situación estresante, nuestro estado fisiológico vuelve a sus niveles normales. No obstante, si la situación se mantiene en el tiempo, la reacción fisiológica que se desata, también lo hace, hasta el punto de llegar a provocar efectos adversos para nuestro organismo.

EL PROCESO DE RESPUESTA AL ESTRÉS

Un alto porcentaje de lesiones, están comúnmente relacionadas con exceso de estrés por parte del deportista que las sufre. Esto no es una afirmación en vano, sino que se encuentra avalada por numerosos estudios. (Podéis leer algunas en los siguientes enlaces: (http://ddd.uab.cat/record/63067/http://ddd.uab.cat/record/62951/; https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3302291 )

El proceso de respuesta al estrés fue bautizado por Seyle como  Síndrome General de Adaptación. El SGA consta de tres etapas principales: reacción de alarma, fase de resistencia y etapa de agotamiento. A lo largo de estas tres etapas, y en diferentes momentos del proceso, se activan tres ejes fisiológicos: el neural, el neuroendocrino y el endocrino. No obstante, aquí solo hablaremos de este último.

CONSECUENCIAS DE LA ACTIVACIÓN DE LOS EJES FISIOLÓGICOS

Fuente: https://redneuropsicologica.wordpress.com/2011/11/21/el-estres/


La activación del eje endocrino es mucho más lenta y de efectos más prolongados. La exposición mantenida en el tiempo a determinados estresores, hace que este eje permanezca en constante funcionamiento llegando a provocar efectos nocivos para la salud. En concreto, esto se debe a la liberación y presencia continua de Glucocorticoides (Cortisol, conocida como la hormona del estrés; corticosterona y cortisona) en el torrente sanguíneo. Así pues, aunque a corto plazo la presencia de Glucocorticoides tiene efectos adaptativos, a largo plazo, esta hormona provoca  hipertensión, daño en los tejidos musculares, la inhibición del crecimiento y la inhibición también de la respuesta inflamatoria y de inmunosupresión.

La percepción de una misma situación como estresante, puede variar y de hecho varía, de unas personas a otras gracias a nuestras diferencias individuales. Uno de los principales factores que transforman una situación aversiva en estresor es la percepción del grado de control que tenemos sobre dicha situación. En este sentido, cobra especial relevancia el aprendizaje de estrategias de afrontamiento que nos permitan disminuir el nivel de activación y nos otorguen cierta percepción de control sobre la situación.


Una lesión es sin duda, una situación estresante al igual que una situación estresante prolongada en el tiempo, es un factor predisponente al padecimiento de alguna lesión. En ambos casos, no es el ser positivos en sí, lo que nos ayuda a mejorar la situación. Lo que realmente ayuda, es intentar tomar el control de la situación empleando para ello el desarrollo y aprendizaje de estrategias de afrontamiento (búsqueda de actividades alternativas, técnicas de relajación, control emocional…) que nos ayudarán a disminuir los niveles de estrés y con ello, la presencia de Glucocorticoides en nuestro organismo por lo que nuestra lesión podría mejorar considerablemente o al menos, conseguirá reducir el tiempo de recuperación.




No hay comentarios:

Publicar un comentario