lunes, 11 de agosto de 2014

Los factores psicológicos:un punto débil en el protocolo de apoyo médico de los Centros de Tecnificación Deportiva y Centros Especializados.

Un aspecto esencial a tener en cuenta por parte de cualquier Centro de Tecnificación Deportiva o Especializado es la protección de la salud de sus propios deportistas ya que estos se encuentran constantemente en situaciones de trabajo y esfuerzo, sobre todo en  situaciones de competición, que pueden hacer peligrar su salud y que en ocasiones, pueden prevenirse si se estudian previamente los factores de riesgo que pueden ocasionar dicho peligro; además deberá ofrecer cierto apoyo científico en aras a un mayor progreso deportivo. Para ello el Consejo Superior de Deportes elaboró un Protocolo mínimo de valoración que habría de hacerse no solo en un momento inicial sino que también habría de extenderse a momentos posteriores a modo de seguimiento. Dicho texto fue creado por una Comisión compuesta por responsables de cada área del Centro de Medicina Deportiva del C.S.D y los representantes de los Centros Médicos de las diversas Comunidades Autónomas.

Si observamos detenidamente el texto en cuestión no es difícil percatarse de que por lo general, hace referencia a la salud del deportista pero entendida en términos de salud física. A grandes rasgos el Protocolo de apoyo médico deportivo de los Centros de Tecnificación Deportiva y Centros Especializados se divide en tres  áreas: de salud, de valoración funcional y asistencial.

  1. Área de salud: en ella se atiende a los antecedentes familiares del deportista en cuestión, alergias, intervenciones quirúrgicas, en mujeres aspectos relacionados con el ciclo menstrual o embarazos, cuestiones acerca de los aparatos respiratorio, circulatorio, digestivo, urinario, genital, locomotor y nervioso, análisis de sangre o valoración del sistema endocrino. También incluye una exploración sobre el peso y sus cambios, sobre la talla, impresión general del sujeto respecto a su piel, cabeza y cuello, tórax, abdomen, genitales, neurológico y los diferentes pulsos. Se valora la columna vertebral y los miembros de las extremidades superiores e inferiores y se realizan determinadas observaciones relacionadas con los hábitos de alimentación. Por último se procede a una extensa valoración cardiológica. Todo ello con los recursos técnicos pertinentes y a cargo de un médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte.
  2. Área de valoración funcional: esta se realiza a cargo del médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y además un Diplomado en Enfermería que esté familiarizado con la realización de ergonometrías. En esta valoración se realiza una prueba de esfuerzo incremental continua y máxima donde se realiza un registro electrocardiográfico y un análisis de los gases. Tiene como objetivos  estudiar la adaptación al ejercicio de los diferentes sistemas y aparatos del organismo así como la valoración de la condición física, la evolución del deportista en diversos momentos, dar cuenta de procesos patológicos y definir un perfil fisiológico. Los parámetros valorados se dividen en tres grupos: mecánicos (velocidad, potencia…); epirométricos (ventilación, consumo de oxigeno, producción de CO2…) y cardiovasculares (Frecuencia cardiaca y tensión arterial). Incluye además un protocolo antropométrico.
  3.   Área asistencial: cubre objetivos como la asistencia médica a la población de referencia y seguimiento de la evolución de sus pacientes, la valoración funcional de deportistas que han sufrido una lesión así como recuperación de las mismas y la prevención de posibles lesiones y enfermedades comunes del deporte. En ella se incluyen los recursos tanto materiales (consulta médica, sala fisioterapia…) como humanos (Médicos especialistas en Medicina de la educación física y deporte, ATS y fisioterapeutas y masajistas) que deben incluir los centros en aras a una adecuada asistencia a sus deportistas.
No cabe ninguna que las lesiones son muy importante en lo que respecta al mundo deportivo. Sufrir una lesión no solo provoca dolor sino que además obliga al deportista a permanecer inactivo durante un tiempo determinado lo que se traduce en una serie de consecuencias derivadas tales como la ruptura del día a día o la posible pérdida de ingresos pero además trae consigo determinados efectos psicológicos que afectan de manera directa al bienestar del deportista y por ende a los que le rodean: ansiedad, depresión, irritabilidad u hostilidad son reacciones frecuentemente encontradas en deportistas que padecen algún tipo de lesión y sobre todo en aquellas cuya duración tiende a ser prolongada. Por lo que puede afirmarse que cualquier alteración física del deportista puede conducirle a una alteración de tipo psicológico. Curiosamente este tipo de alteraciones predisponen la vulnerabilidad del individuo a sufrir otras lesiones futuras, dificultando y lentificando además el proceso de recuperación y adaptación. ¿Pero en qué parte del protocolo se atiende a la valoración de estos aspectos psicológicos? En ninguna.

Así pues, resulta casi inadmisible aceptar que en un protocolo de tal calibre no se incluyan apartados destinados a la valoración y evaluación psicológica: atención, estrategias de afrontamiento, predisposición al estrés o a la depresión, estilos cognitivos, pensamientos relacionados con situaciones de competición y por ende ante la victoria o el fracaso; o relacionados con las propias lesiones, creencias, tolerancia a la frustración, capacidad de trabajo en equipo, autoestima y autoconcepto suponen una muestra reducida del amplio abanico de factores psicológicos que se ponen en juego antes, durante y después de los entrenamientos y de forma más acentuada , en las situaciones  de competición.
En la actualidad las/os psicólogas/os y en su caso, las/os especializadas/os en la Psicología del Deporte y la Actividad Física contamos con un amplio arsenal de herramientas técnicas y metodológicas que nos permiten realizar un extenso análisis acerca de las diferentes variables psicológicas relacionadas con el deporte. Instrumentos que se encuentran en constante evolución y que cada vez son más precisos y rigurosos en su desempeño.  Todo ello puede ayudar a obtener un perfil psicológico del deportista que nos permita conocer y predecir como actuará en las diferentes situaciones relacionadas con el deporte: entrenamientos, competición o lesiones y que tienen una importancia primordial en la prevención de posibles estados psicológicos disfuncionales que dificulten y torpedeen su rendimiento o su recuperación en caso de lesión como se mencionó previamente.

Por lo tanto se hace necesario incluir en este protocolo de apoyo médico (que en tal caso además, debería modificar su terminología incluyendo el término psicológico) de los Centros de Tecnificación Deportiva y Centros Especializados un cuarto apartado destinado a la valoración del área psicológica del deportista. Indudablemente esta debe ser llevada a cabo por una/un especialista en la materia  Psicología del Deporte y la Actividad Física e incluir los recursos necesarios para efectuar dicha valoración (cuestionarios, tests, consultas…).  Con los motivos expuestos en el presente documento obviar la importancia que tiene obtener una visión general del perfil psicológico del deportista supone claramente desatender  necesidades o aspectos cuyo desequilibrio puede poner en riesgo su estado de bienestar y que con una correcta evaluación pueden llegar a  prevenirse.

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