Un aspecto
esencial a tener en cuenta por parte de cualquier Centro de Tecnificación
Deportiva o Especializado es la protección de la salud de sus propios
deportistas ya que estos se encuentran constantemente en situaciones de trabajo
y esfuerzo, sobre todo en situaciones de
competición, que pueden hacer peligrar su salud y que en ocasiones, pueden
prevenirse si se estudian previamente los factores de riesgo que pueden
ocasionar dicho peligro; además deberá ofrecer cierto apoyo científico en aras a
un mayor progreso deportivo. Para ello el Consejo Superior de Deportes elaboró
un Protocolo mínimo de valoración que habría de hacerse no solo en un momento
inicial sino que también habría de extenderse a momentos posteriores a modo de
seguimiento. Dicho texto fue creado por una Comisión compuesta por responsables
de cada área del Centro de Medicina Deportiva del C.S.D y los representantes de
los Centros Médicos de las diversas Comunidades Autónomas.
Si
observamos detenidamente el texto en cuestión no es difícil percatarse de que
por lo general, hace referencia a la salud del deportista pero entendida en
términos de salud física. A grandes rasgos el Protocolo de apoyo médico
deportivo de los Centros de Tecnificación Deportiva y Centros Especializados se
divide en tres áreas: de salud, de
valoración funcional y asistencial.
- Área de salud: en ella se atiende a los antecedentes familiares del deportista en cuestión, alergias, intervenciones quirúrgicas, en mujeres aspectos relacionados con el ciclo menstrual o embarazos, cuestiones acerca de los aparatos respiratorio, circulatorio, digestivo, urinario, genital, locomotor y nervioso, análisis de sangre o valoración del sistema endocrino. También incluye una exploración sobre el peso y sus cambios, sobre la talla, impresión general del sujeto respecto a su piel, cabeza y cuello, tórax, abdomen, genitales, neurológico y los diferentes pulsos. Se valora la columna vertebral y los miembros de las extremidades superiores e inferiores y se realizan determinadas observaciones relacionadas con los hábitos de alimentación. Por último se procede a una extensa valoración cardiológica. Todo ello con los recursos técnicos pertinentes y a cargo de un médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte.
- Área de valoración funcional: esta se realiza a cargo del médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y además un Diplomado en Enfermería que esté familiarizado con la realización de ergonometrías. En esta valoración se realiza una prueba de esfuerzo incremental continua y máxima donde se realiza un registro electrocardiográfico y un análisis de los gases. Tiene como objetivos estudiar la adaptación al ejercicio de los diferentes sistemas y aparatos del organismo así como la valoración de la condición física, la evolución del deportista en diversos momentos, dar cuenta de procesos patológicos y definir un perfil fisiológico. Los parámetros valorados se dividen en tres grupos: mecánicos (velocidad, potencia…); epirométricos (ventilación, consumo de oxigeno, producción de CO2…) y cardiovasculares (Frecuencia cardiaca y tensión arterial). Incluye además un protocolo antropométrico.
- Área asistencial: cubre objetivos como la asistencia médica a la población de referencia y seguimiento de la evolución de sus pacientes, la valoración funcional de deportistas que han sufrido una lesión así como recuperación de las mismas y la prevención de posibles lesiones y enfermedades comunes del deporte. En ella se incluyen los recursos tanto materiales (consulta médica, sala fisioterapia…) como humanos (Médicos especialistas en Medicina de la educación física y deporte, ATS y fisioterapeutas y masajistas) que deben incluir los centros en aras a una adecuada asistencia a sus deportistas.
No cabe
ninguna que las lesiones son muy importante en lo que respecta al mundo
deportivo. Sufrir una lesión no solo provoca dolor sino que además obliga al
deportista a permanecer inactivo durante un tiempo determinado lo que se
traduce en una serie de consecuencias derivadas tales como la ruptura del día a
día o la posible pérdida de ingresos pero además trae consigo determinados
efectos psicológicos que afectan de manera directa al bienestar del deportista
y por ende a los que le rodean: ansiedad, depresión, irritabilidad u hostilidad
son reacciones frecuentemente encontradas en deportistas que padecen algún tipo
de lesión y sobre todo en aquellas cuya duración tiende a ser prolongada. Por
lo que puede afirmarse que cualquier alteración física del deportista puede
conducirle a una alteración de tipo psicológico. Curiosamente este tipo de
alteraciones predisponen la vulnerabilidad del individuo a sufrir otras
lesiones futuras, dificultando y lentificando además el proceso de recuperación
y adaptación. ¿Pero en qué parte del protocolo se atiende a la valoración de
estos aspectos psicológicos? En ninguna.
Así pues,
resulta casi inadmisible aceptar que en un protocolo de tal calibre no se
incluyan apartados destinados a la valoración y evaluación psicológica:
atención, estrategias de afrontamiento, predisposición al estrés o a la
depresión, estilos cognitivos, pensamientos relacionados con situaciones de
competición y por ende ante la victoria o el fracaso; o relacionados con las
propias lesiones, creencias, tolerancia a la frustración, capacidad de trabajo
en equipo, autoestima y autoconcepto suponen una muestra reducida del amplio
abanico de factores psicológicos que se ponen en juego antes, durante y después
de los entrenamientos y de forma más acentuada , en las situaciones de competición.
En la
actualidad las/os psicólogas/os y en su caso, las/os especializadas/os en la
Psicología del Deporte y la Actividad Física contamos con un amplio arsenal de
herramientas técnicas y metodológicas que nos permiten realizar un extenso
análisis acerca de las diferentes variables psicológicas relacionadas con el
deporte. Instrumentos que se encuentran en constante evolución y que cada vez
son más precisos y rigurosos en su desempeño.
Todo ello puede ayudar a obtener un perfil psicológico del deportista que
nos permita conocer y predecir como actuará en las diferentes situaciones
relacionadas con el deporte: entrenamientos, competición o lesiones y que
tienen una importancia primordial en la prevención de posibles estados
psicológicos disfuncionales que dificulten y torpedeen su rendimiento o su
recuperación en caso de lesión como se mencionó previamente.
Por lo tanto
se hace necesario incluir en este protocolo de apoyo médico (que en tal caso
además, debería modificar su terminología incluyendo el término psicológico) de
los Centros de Tecnificación Deportiva y Centros Especializados un cuarto
apartado destinado a la valoración del área psicológica del deportista.
Indudablemente esta debe ser llevada a cabo por una/un especialista en la
materia Psicología del Deporte y la
Actividad Física e incluir los recursos necesarios para efectuar dicha
valoración (cuestionarios, tests, consultas…).
Con los motivos expuestos en el presente documento obviar la importancia
que tiene obtener una visión general del perfil psicológico del deportista supone
claramente desatender necesidades o
aspectos cuyo desequilibrio puede poner en riesgo su estado de bienestar y que
con una correcta evaluación pueden llegar a prevenirse.
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