¿Qué es la
atención? Aún hoy día y debido a su complejidad aún no se cuenta con una
definición consensuada y unívoca del concepto sobre todo por la dificultad que
entraña entenderlo e identificarlo en términos operativos y precisos. Por un
lado pueden entenderse como un proceso cognitivo discriminativo que tendría
como finalidad la selectiva esto es, funcionaria como un mecanismo a través del
cual la enorme cantidad de información que recibimos a través de los sentidos
es filtrada en función de las demandas del ambiente. Por otro lado la atención
se encuentra en la base del resto de los procesos cognitivos controlando,
regulando y acompañando al resto de los componentes del procesamiento
cognitivo. Ya lo dice Goleman en su maravilloso libro Focus: “Si nuestra destreza en la atención es pobre, también lo será en
nuestro desempeño, pero si, por el contrario, está bien desarrollada nuestro
desempeño puede llegar a ser excelente”.
Así pues, en
el deporte como en la vida misma, tener la capacidad de conocer y dominar
nuestros propios procesos atencionales así como nuestra concentración es algo
fundamental. Por ejemplo en el deporte de alto rendimiento y en las situaciones
de competición cualquier pérdida concentración por momentánea que sea, puede
conducir inevitablemente a un error irreparable que en ocasiones llega a tirar
por la borda meses de esfuerzo y trabajo.
Hay que
tener en cuenta que, aunque existe cierta tendencia a utilizar como sinónimos
atención y concentración, ambos conceptos son diferentes, siendo la
concentración el mantenimiento de la atención a lo largo de un tiempo más o
menos duradero en función de la situación o tarea que se esté enfrentando. En muchas
ocasiones se les exige a los jugadores mantener la concentración pero pocas
veces se trabaja este aspecto dentro de los entrenamientos.
Una de las
estrategias más sencillas para trabajar en la mejora de la atención y la
concentración es realizar en los entrenamientos actividades en las que se
introduzcan estímulos distractores tales como ruidos grabados que simulen que
las gradas están llenas o cualquier otro distractor que pueda hacer acto de
presencia durante la competición. Cuánto más planificada y parecida a una
situación real sean las actividades mayor probabilidad de que el jugador esté
preparado y la afronte correctamente.
Otro de las
numerosas estrategias que pueden ponerse en marcha para mejorar la atención y por ende, la concentración es el uso de
palabras convenidas. Este tipo de
palabras se caracterizan por desencadenar una reacción emocional o motivacional
y pueden ser o bien instruccionales (sube el brazo, estira..) o propiamente
motivacionales (¡vamos!¡adelante!). La estrategia consiste en buscar una
palabra que se adapte de manera individual al deportista por lo que son ellos
mismos quiénes deben elegirla, y utilizarla cuando, por cualquier motivo
interno o externo, sientan que están perdiendo la concentración. Por supuesto,
es importante trabajar con estas palabras durante las sesiones de entrenamiento
ya que requieren de cierto tiempo para asociarse a la reacción que pretenden
causar.
Durante competiciones y entrenamientos existen ciertas dificultades con las que se pueden encontrar los deportistas. Una de las mayores dificultades en lo que atención y concentración se refiere, es la tendencia a hacer evaluaciones
acerca de su ejecución y clasificaras en positivas o negativas. Estas
evaluaciones llevan inevitablemente a provocar reacciones personales y sobre
todo tienden a distraer al deportista por lo que posiblemente se reflejará en
una disminución del pensamiento. Esto ocurre porque el cerebro empieza a desatender
al cuerpo y se centra en estas valoraciones reduciendo no solo nuestra concentración,
sino que además influye notablemente en
la capacidad para la toma de decisiones. Por lo que hay que intentar transmitir a
nuestros deportistas que deben examinar las actuaciones de manera constructiva
y asumir el fallo en cuestión para intentar mejorarlo de cara a una situación
futura y aún más importante es que, si esto ocurre en el transcurso de una
competición debe hacerse una vez finalizada lejos de las tensiones del momento
y en un ambiente relajado y que permita una adecuada reflexión sin poner en
juego el rendimiento.
Por último
quiero hablaros varios aspectos que, aunque no son estrategias propiamente
dichas ayudan a mantener la concentración durante el tiempo de entrenamiento o
competición: la anticipación de dificultades y el establecimiento de rutinas. Prever
posibles dificultades y planificar y/o visualizar mediante imaginación las
actuaciones que podrían ponerse en marcha en caso de que tengan lugar ayuda nuestro cerebro a estar preparado para
posibles situaciones futuras puesto que nos ahorraremos las reacciones
emocionales propias de no saber afrontarlas y el tener que buscar de manera
premeditada una actuación alternativa. Cuantas más circunstancias se tengan
controladas menos lugar se deja al
factor sorpresa y por lo tanto menos probable es que logre distorsionar la
concentración durante la ejecución. Las rutinas por su parte, forman parte en
cierta manera de está anticipación. Las rutinas son capaces de focalizar la
concentración ya que suelen asociarse a comportamientos aprendidos que llegan a
automatizarse. Ayudan en gran medida a organizar el tiempo anterior a la
ejecución o durante la misma (por ejemplo, tras un descanso) y hace que el
deportista se prepare mentalmente para cuando llegue el momento de su desempeño
puesto que estructuran los procesos de pensamiento y los estados emocionales
centrando la atención en el presente y en las señales vinculadas a la tarea. Un
ejemplo de rutina sería el futbolista que entra en el campo con el pie derecho
y toca el césped antes de comenzar el partido o botar la pelota un número
determinado de veces. La mayoría son conscientes de que con ello no se altera
la suerte pero sin duda es una forma de prepararse, concentrarse y decirse a si
mismo ¡Vamos que esto empieza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario